Igual que el sexo sin condón



por Fabiola González

blog.netmedia.info - Los jóvenes son los principales amantes de las redes sociales. Pero como no miden riesgos y suben todo tipo de información, hacen del Web 2.0 su perdición.Una nueva adicción se puede sumar a la lista que componen las drogas, las apuestas y el sexo: la de las redes sociales. Sobre todo para la gente joven es cada vez más común dedicar parte de su tiempo libre, si no es que todo, a chatear, consultar o añadir wikis, leer blogs de amigos y demás.

Pero cuidado. A diferencia de los ambientes laborales donde la cultura de la seguridad está un poquito más arraigada (aunque tampoco este sector se puede sentar en sus laureles), el entorno en el que muchos jóvenes hacen uso del Internet y las redes sociales en el marco del llamado Web 2.0 está mucho más expuesto a vulnerabilidades porque suele faltar protección así como cultura de la seguridad de los datos.
Recién leí una nota en el periódico hablando sobre este tema, resulta que 60% de quienes usan espacios como Facebook, MySpace, Hi5 y otros, no tienen ningún tipo de protección, y dado que 48% de ellos son jóvenes entre 12 y 19 años, es preocupante pues estos muchachos son el manjar de la ciberdelincuencia organizada.

¿Los protegidos? 38% se califican como parcialmente protegidos ante ataques a través del Web, y sólo 2% están totalmente protegidos tanto de actividades ilícitas como de posibles daños a su persona.

De los datos que en las redes sociales publican los niños y jóvenes sobre sí mismos, al alcance de cualquiera, se han valido pedófilos, secuestradores y cibercriminales, y todo por causa del desconocimiento y descuido de los mismos usuarios.

Estoy de acuerdo con Andrés Velázquez, director de investigación del laboratorio de cómputo forense Máttica, y consejero editorial de b:Secure, en que el problema no está en la tecnología, sino en cómo se usan estos portales, “porque los secuestradores primero investigan a su víctima, obtienen más información en las redes sociales donde descubren detalles personales, hábitos de conducta, direcciones, fotos, etc.”.
Así que hay que correr la voz… Todos conocemos muchachitos de estas edades; es necesario advertir a todos de la parte oscura del Web 2.0. Navegar sin protección en sus mares es como el sexo sin condón.

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